Sobre Mi

DESPENSA DEL SUMILLER


Este blog es el fruto de muchos años de dedicación a mi gran pasión, el vino y la gastronomía. Tanto mi formación inicial como mi trayectoria profesional han estado centradas en otros ámbitos, pero desde hace años estoy embarcado en una formación más profunda y constante del emocionante mundo de la Sumilleria y la gastronomía.


Mi gran interés por la formación unido a la lectura para aprender a analizar todo lo relacionado con la Sumilleria, me llevan a entender que características marcan la diferencia de cada producto que cato. Todo esto unido a mis conocimientos con la fonación de Sumiller profesional unido a un Master en viticultura y enología por la cámara de comercio de Malaga, Experto universitario en gestión y difusión del patrimonio entorno al vino, por la Universidad de Malaga y Nivel 2 Wine & Spirit Education Trust, ademas de que Actualmente estoy estudiando la cualificación de nivel 3, título indispensable y obligatorio para continuar estudiando en la misma organización y acceder al Master of Wine.

Todo esto me ha motivado a realizar viajes enológicos para conocer prestigiosos viñedos de Europa y grandes zonas enológicas, tanto históricas como emergentes, que elaboran aquellos vinos que más me han emocionado. En concreto, mi pasión por los grandes vinos históricos me ha llevado a ser Formador Homologado del Marco de Jerez, Formador homologado en Cava, Tecnico especialista en vinos y vinagres de Montilla-Moriles,


domingo, 28 de octubre de 2012

Lambrusco, La dolce vita.


Es el vino lambrusco un vino popular, de consumo fácil y que, encuentra, en estos momentos de crisis, el referente social en el que desarrollarse con inusitada agilidad.
Surge referenciado por una gastronomía (la italiana) que goza de una amplia popularidad, y es ahí, en las estanterías de las pizzerías donde comienza a comercializarse un (sub) producto vinícola cuya principal característica es curiosamente su mayor carencia. Es un vino anodino, impersonal, sin ningún tipo de pretensión, y es justo este ramillete de atributos en los que basa su éxito. Va por libre, no necesita acompasarse al ritmo de la comida, ni maridar con ella ni nada.
Tiene la complejidad de la coca-cola pero vestido con un hábito de tipicidad que lo hace imbatible, y si encima nos lo sirve un camarero vestido de gondolero, mejor que mejor.

Comercialmente el lambrusco es un vino impecable, ha sabido leer el mercado de consumo como nadie y es por eso que está consiguiendo superar las fronteras de las propias pizzerías e introducirse de manera ladina no sólo en las casas particulares, si no también en los bares de copas y en las cartas de los restaurantes tradicionales.
El mercado de los bebedores de vino que no les gusta el vino es muy amplio y siempre ha estado presente (tintos de verano, sangrías y demás lindezas enológicas son un claro referente de ello) a este importante nicho de mercado póngale una pizca de tipicidad, una botella y etiqueta atractiva, a todo ello júntele un precio imbatible y al producto resultante añádale azúcar y gas carbónico y ya está, el éxito asegurado.
Y de qué manera, el éxito comercial del lambrusco en todo el mundo deja en evidencia todas y cada una de las partidas presupuestarias destinadas por bodegas y zonas vinícolas a I+D.
A estas alturas ya deben de ser conscientes de que mis palabras vienen acompañadas de cierto atisbo de envidia que me es imposible esconder. Pues sí, llevan razón, me hubiera encantado que este producto que lidera sin ningún tipo de pudor el mercado vinícola de los que no les gusta el vinofuera español.
En vez de eso, en vez de dar al mercado lo que quiere, aquí nos esmeramos en llenarnos la boca con términos como terroir, vino de autor, vino de pago, cepas mejorantes, etc.
Qué orgulloso se sentiría de nosotros Don Quijote.

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