Sobre Mi

DESPENSA DEL SUMILLER


Este blog es el fruto de muchos años de dedicación a mi gran pasión, el vino y la gastronomía. Tanto mi formación inicial como mi trayectoria profesional han estado centradas en otros ámbitos, pero desde hace años estoy embarcado en una formación más profunda y constante del emocionante mundo de la Sumilleria y la gastronomía.


Mi gran interés por la formación unido a la lectura para aprender a analizar todo lo relacionado con la Sumilleria, me llevan a entender que características marcan la diferencia de cada producto que cato. Todo esto unido a mis conocimientos con la fonación de Sumiller profesional unido a un Master en viticultura y enología por la cámara de comercio de Malaga, Experto universitario en gestión y difusión del patrimonio entorno al vino, por la Universidad de Malaga y Nivel 2 Wine & Spirit Education Trust, ademas de que Actualmente estoy estudiando la cualificación de nivel 3, título indispensable y obligatorio para continuar estudiando en la misma organización y acceder al Master of Wine.

Todo esto me ha motivado a realizar viajes enológicos para conocer prestigiosos viñedos de Europa y grandes zonas enológicas, tanto históricas como emergentes, que elaboran aquellos vinos que más me han emocionado. En concreto, mi pasión por los grandes vinos históricos me ha llevado a ser Formador Homologado del Marco de Jerez, Formador homologado en Cava, Tecnico especialista en vinos y vinagres de Montilla-Moriles,


lunes, 20 de enero de 2020

El vino emociona más si lo presenta el sumiller

El vino emociona más si lo presenta el sumiller y la comida «sabe mejor» en platos especiales, según un estudio

Según un estudio que se ha presentado en Madrid Fusión, donde también se ha realizado una medición en directo de las emociones de los comensales
El vino emociona hasta un 22 por ciento más si lo presenta el sumiller y la comida servida en platos especiales «sabe mejor», ya que emociona un 6 por ciento más respecto a los emplatados convencionales.
Estas son dos de las conclusiones de un estudio que han desarrollado investigadores del campus de Alcoy de la Universitat Politècnica de València (UPV) –junto con la consultora Breating Brain– para Kiko Moya, chef del restaurante L’Escaleta.

El objetivo del análisis es medir las emociones que experimentaban los comensales al disfrutar del menú degustación del establecimiento alicantino. Se trata del «primer trabajo de este tipo que se realiza en el mundo» y sus últimos resultados se han presentado en Madrid Fusión.
«Ir a un restaurante con estrellas Michelín es algo más que comer. Es vivir una experiencia y este estudio identifica cuáles son las variables que pueden influir en ella, para hacerla mejor si cabe. Obviamente, la comida es una de dichas variables; pero la manera y quién te presenta el plato también influye. No es lo mismo servir la comida en un plato estándar, que en un plato especial. Como tampoco es igual la reacción del cerebro al empezar a degustar el menú que a las dos horas; nuestro cerebro puede hasta cansarse», avanza David Juárez, investigador y responsable del MaCom Research Lab del campus de Alcoy de la UPV.
Así lo comprobó en el estudio el equipo de la UPV, Breating Brain y L’Escaleta: «Demostramos que es muy difícil que el cerebro mantenga la atención de manera continua. Si el menú incluye tres platos buenísimos seguidos, el cuarto, por espectacular que sea, no se percibe igual, no emociona tanto», apunta Ana Mengual, investigadora también del MaCom Research Lab-UPV. El estudio concluye que, tras la mitad de los platos, el nivel promedio de emociones baja un 19%, por el reparto de platos y duración de la experiencia.
Y, a partir de esta conclusión, la receta de los investigadores de la UPV es muy sencilla: introducir «descansos» con platos menos emocionales, en un formato cresta-valle, para después lograr captar toda la atención del comensal.
«Lo que proponemos, en definitiva, es reordenar los platos, eso sí siempre con el visto bueno del chef. Ya no sería él quien dictase el orden, sino que lo harían las emociones de los comensales -respetando que los postres estén siempre al final. Con ese nuevo menú mejoramos los niveles de atención perceptivos de los comensales, su atención y memoria», apunta David Juárez.
Y el resultado, tal y como han expuesto, llama la atención: con el nuevo orden del menú, la experiencia gastronómica emociona a los comensales un 8,5% más: «muchísimo en una experiencia que ya de por sí es excepcional», destaca Juárez.

También a nivel global, antes de llegar a la mitad de los platos, la experiencia mejoró un 4% y después del ecuador un 10%. «Estas cifras certifican que la nueva carta emocional que proponemos permite dar un descanso al cerebro y aumenta la emoción de los comensales», añade Pablo Ferreirós, miembro también del MaCom Research Lab-UPV.

NUEVO ORDEN Y MENOS PLATOS

Y, en una tercera fase, a partir de la de los niveles de emoción de los comensales, el equipo de la UPV plantea otra alternativa: reducir el número de platos, de forma que la experiencia dure menos y que el comensal tenga, si cabe, una experiencia todavía mejor, porque el cerebro está menos cansado. «En este caso, el nuevo menú aumenta un 14% la intensidad emocional en los comensales, respecto a la propuesta del chef», destaca David Juárez.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores del MaCom Research Lab del campus de Alcoy de la UPV emplearon técnicas biométricas aplicadas al mundo del marketing: midieron la respuesta galvánica de la piel para conocer la intensidad de la emoción; aplicaron eye tracking para medir el seguimiento ocular (si mira al chef, al plato, a la comida…) y electroencefalografía para identificar si las emociones son buenas o malas.
Así, mediante la excitación que se siente cuando se presenta un plato o cuando lo degustas, o dónde fijas la mirada, si se dilata la pupila, si tienes una micro sudoración de las manos por emoción o midiendo el ritmo cardíaco, el equipo de la UPV, Kiko Moya y Breating Brain han abierto con este estudio nuevos campos «que permitan seguir creciendo y mantener la creatividad pero sin machacar al comensal con un menú de cuatro horas», apunta Kiko Moya.
Por su parte, Lucía Rodríguez, fundadora de Breating Brain y antigua alumna de la UPV, destaca que lo trascendental del neuromarketing es que» brinda información empírica y que –bien conjugada y con el talento y la creatividad de los profesionales– asegura un mayor éxito».
El trabajo de investigación se llevó a cabo entre enero de 2018 y diciembre de 2019 y en él participaron un total de 90 personas. En Madrid Fusion 2020 el equipo ha presentado los resultados del proyecto y ha realizado una medición en directo de las emociones experimentadas en una degustación de productos de alta cocina, de mano de Pablo Ferreirós (MaCom UPV) y Robert Dinescu (alumno responsable del grupo de Generación Espontánea de la UPV Neuromarketing Applied Team).

jueves, 16 de enero de 2020

¿Sabes que es la acidez volátil de un vino?.






Es la proporción de vinagre que tiene el vino. Es un factor claramente indeseable pero inevitable. Todo el esfuerzo del enólogo es que sea mínimo.


La acidez es uno de los elementos más importantes de la elaboración de un vino. La acidez de un vino se compone de distintos ácidos, en estado libre o compuesto, unos derivados de la uva (málico, tartárico y cítrico) y otros de los distintos procesos de fermentación (succínico, acético y láctico).



La acidez total puede descomponerse en dos partes, la acidez volátil, compuesta fundamentalmente por el ácido acético, y la acidez fija, en la que se incluyen el resto de ácidos.




El  acido acético es volátil y lo volvemos a encontrar en el destilado, se denomina por tanto Acidez Volátil.



Las vías de formación del Acido Acético son:



1. La fermentación alcohólica. Todos los vinos tienen acidez volátil ya que el Acido Acético es un producto secundario normal de la fermentación de los azucares.



2. La fermentación maloláctica. Siempre va acompañada de una pequeña formación de acidez volátil que proviene, sobre todo, de la fermentación del Acido Cítrico y las pentosas.



3. Alteraciones bacterianas. Las bacterias acéticas, en contacto con el aire, oxidan el alcohol a Acido Acético.



Mientras la Acidez Volátil no pase de 0'55 ó 0'60 gr/litro, el sabor del vino no pierde demasiado, pero hay que tener en cuenta que la calidad de un vino es mayor cuanto menor es su acidez volátil, el Acido Acético al contrario de lo que piensan algunos no mejora el bouquet y tampoco da el olor a "picado", que es debido al Acetato de Etilo.



• Una correcta vinificación en blanco y rosado da un valor de 0,2.



• Una correcta vinificación en tinto da un valor de 0,3, y después de la DML es de 0,4 (DML es Desacidificación Maloláctica).



• Una vinificación incorrecta da un valor de 0,5.



• Un vino comienza a manifestar sensación negativa con valor 0,9.



El envejecimiento no supone forzosamente que este valor ascienda. Ningún tratamiento permite disminuir este componente. El olor a vinagre de un vino se debe al ácido acético, que es el grado de vinagre del vino, más los olores de acetoina y de acetato de etilo que acompañan a los vinos alterados. Paradójicamente, un vino puede tener 0,8 de acidez volátil y oler a vinagre o "picado" por tener dosis altas de acetoina y de acetato; mientras que otro con más de un gramo por litro puede no oler.