Custodio Zamarra, lección de sumiller
EFE
"No soy maestro. Soy socrático, aprendiz de todo. Me dedico a la docencia por edad, porque me gusta inculcar a los jóvenes mi experiencia de toda una vida vinculado al vino", subraya.
Aunque sea anecdótico, Zamarra cuenta que el mismo día de su nacimiento, la fuente principal de su pueblo se inauguró con vino, "una feliz coincidencia" que marcó su vinculación con la enología y que tuvo su punto de inflexión en 1973, cuando José María Oyarbide le fichó para el restaurante madrileño Zalacaín.
Para Zamarra, que cata a diario y al cabo del año prueba unas 5.000 referencias, "un buen vino es sencillamente aquel que da placer", aunque para incluirlo en la carta de Zalacaín este sumiller busca "elegancia, finura, equilibrio y tipicidad de zona".
Es incapaz de decidir cuál es el mejor vino que ha probado, pero sí confiesa que guarda un recuerdo muy especial de un Vega Sicilia del año 70, que salió al mercado el 18 de marzo de 1995, el día de la boda de la Infanta Elena en Sevilla, y que los Reyes tuvieron la oportunidad de probar en primicia la noche anterior en el hotel Alfonso XII de la ciudad hispalense.
"Esa misma noche estaba cenando en Zalacaín el dueño de Bodegas Vega Sicilia, don Pablo Álvarez, y abrimos también una botella de ese vino espléndido", relata.
Además de Vega Sicilia -una bodega a la que profesa "gran cariño" y que se ha convertido en "estandarte" de la viticultura española-, Zamarra cita CVNE, López de Heredia, Alejandro Fernández, Marqués de Griñón y Álvaro Palacios como los grandes artífices del "boom" de vino español y que, tras más de un siglo de historia, "siguen marcando generaciones".
Para los menos duchos en los entresijos del vino, Zamarra recomienda los riojas como la apuesta segura, unos vinos con unas características de "finura, elegancia y suavidad por su crianza en madera que lo hacen inconfundible".
"Reconozco que también siento una especial debilidad por los vinos de Jerez, que para mí está entre las zonas vitivinícolas más importantes del mundo", destaca.
Si tiene que elegir un tipo de uva, sin dudar se decanta por el tempranillo, "variedad reina que da unos vinos muy complejos y elegantes en toda España", aunque la garnacha también se abre hueco en su exigente paladar gracias a unos caldos "potentes, carnosos y de mucha personalidad".
Para este amante del vino que asegura no haberse emborrachado en la vida, el vino es mucho más que una bebida: "Es cultura, es naturaleza, es algo universal que nos acompaña en todas las celebraciones claves de nuestra vida".
Nadie celebra un nacimiento, un amor o una amistad con un refresco, sentencia.
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