Botella de Sauternes de 1806 valorada en 110.000 Euros
Articulo de Francisco Cantalapiedra en EL PAÍS - el 18-12-2004
Pagar 110.000 euros (más de 21 millones de pesetas, IVA incluido) por una botella de vino Chateau d'Yquem de 1806 es algo sorprendente, pero más curioso todavía es que Toño Pérez y José Polo, los dueños de El Atrio, el restaurante cacereño donde se vende, no muestren un interés especial en deshacerse de este raro vino, cuyo precio se ha disparado porque se rompió la botella antes de que pudiera ser ofrecida a sus clientes habituales.
La aventura comenzó en el año 2000, cuando ambos compraron en una subasta celebrada en la prestigiosa casa londinense Christie's, por unos 20.000 euros, esta botella de vino blanco dulce de la denominación de origen Sauternes, ubicada en la zona de Burdeos (Francia). Es un vino con un alto contenido de botrytis, que se consigue utilizando exclusivamente uvas de podredumbre noble maduradas gracias a la mezcla de niebla y sol que se da en la zona. Esta bodega fue siempre propiedad de una noble familia francesa, que acabó vendiéndola al grupo LVMH, formado por grandes firmas de lujo.
Nada más llegar la misma a Cáceres, los dueños del restaurante se dispusieron a colocarla en una caja de madera, momento en el cual se rompió por la zona del final del cuello. La suerte de que estuviera envuelta en papel transparente de cocina impidió que se derramara por completo el contenido, iniciándose una gran operación de salvamento en la que intervinieron desde la casa de subastas londinense hasta el prestigioso enólogo Mariano García, gran patrón de las bodegas Mauro de Valladolid.
Hora y media después de la catástrofe y con la duda de si un vino tan antiguo se muere cuando entra en contacto con el aire, consiguieron hablar con Madame Garbey, la enóloga jefa de la bodega francesa, que les dijo que lo más urgente era trasvasar el contenido a una botella nueva "bien lavada y seca, evitando sobre todo que el vino entrara en contacto con el nuevo tapón".
Al día siguiente los dueños del restaurante El Atrio marcharon a Burdeos, donde la enóloga y sus ayudantes comprobaron que el vino era original y diagnosticaron que estaba en buen estado.
"Fue impresionante", recuerda ahora Toño, "vernos a los dos con la botella en la mano y rodeados de media docena de personas con bata blanca esperándonos en la puerta de la bodega".
La propia señora Garbey se encargó de trasvasar el vino a una botella similar de su propia colección, que, al ser algo mayor que la original, tuvo que ser rellenada con unas perlitas de vidrio que todavía pueden verse en el fondo. Estos cristalitos y una etiqueta firmada por la enóloga asegurando que la botella fue recuperada en la propia bodega el 25 de enero de 2001 la han convertido en un ejemplar único en el mundo. "Todo tiene un precio", señala José Polo, "pero no nos importa quedarnos con ella para siempre, porque es historia, y ahora nuestro restaurante forma parte de ella".
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