Hablar de Frutos es hablar de uno de los restaurantes de referencia en la Costa del Sol. Ubicado en Torremolinos, ha sabido mantener sus puertas abiertas durante seis décadas. Armando Herranz es la segunda generación de este negocio. Su padre, Frutos Herranz, fue su fundador y supo instaurarle un concepto gastronómico que ha sido adorado durante 60 años por todos los que aprecian la buena mesa. La “obsesión por la calidad”, como máxima irrenunciable, y la adaptación a los gustos de sus clientes son las premisas que han mantenido en lo más alto al restaurante a lo largo de todo este tiempo. Los nuevos retos pasan por divulgar las excelencias del producto local y poner en marcha “Frutos en casa”.
¿Cómo definiría el concepto gastronómico de Frutos?
Técnicamente la nuestra es una cocina mediterránea de mercado. En realidad se trata de una cocina sin estridencias que basa su propuesta en poner a disposición del cliente los mejores productos con la elaboración más natural posible.
Han pasado 60 años desde que Frutos abrió sus puertas. Seguro que es muy difícil mantener la calidad y la clientela a lo largo de seis décadas.
La calidad es una apuesta irrenunciable desde que mi padre, Frutos Herranz, abrió el restaurante junto a la gasolinera, allá por 1955. Esa fue la idea que me transmitió y la que sigo a pies juntillas, hasta convertirse en una verdadera obsesión. Continuamente estoy buscando un producto mejor que el que tenemos y si lo encuentro, lo sustituyo. Un ejemplo paradigmático de esto que digo fue cuando dejamos el cordero castellano y nos decantamos por ofrecer el Chivo Lechal Malagueño. Teniendo en cuenta nuestro origen castellano y que este restaurante ha sido un referente en la cocina del lechazo asado, la apuesta ha sido tan arriesgada como grande fue el convencimiento que me llevó a tomar esa decisión. Esta obsesión por el producto de la máxima calidad creo que está siendo perfectamente entendido por nuestra clientela que, en su inmensa mayoría sigue privilegiándonos con su fidelidad, a pesar de los tiempos de crisis que estamos viviendo y de lo alejados que nos encontramos de los actuales centros de ocio.
¿Cuál ha sido la fórmula para hacer un camino tan largo y no morir en el intento?
La irrenunciable apuesta por la máxima calidad, como seña de identidad de nuestra propuesta, sostenida a viento y marea incluso en tiempos de crisis y la capacidad de adaptación a la evolución de los gustos de nuestra clientela. En este sentido siempre cuento una anécdota: en los años 70 y primeros 80, un plato estrella era la chuleta Sajonia (una chuleta de cerdo ahumada), hoy el cerdo no lo trabajamos (salvo los embutidos de ibérico de bellota), al catalogarse como un producto de segunda categoría.
Frutos siempre ha tenido el estigma de ser muy caro.
Nuestra oferta es muy variada e incluye desde unas estupendas croquetas o nuestra afamada ensaladilla rusa, hasta las cigalas más grandes y frescas del mercado. Muchos clientes se acercan a nuestras vitrinas y se dejan seducir por los productos que en ellas exponemos: gambas, cigalas, almejas del Cantábrico, ostras… Estos productos elevan la cuenta en cualquier establecimiento. Pero en Frutos también se pueden comer estupendos platos que, sin renunciar a una calidad extraordinaria, permiten cuentas moderadas, a la altura de otros muchos restaurantes de nuestro entorno.
El restaurante está trabajando en nuevos productos para el cliente final. ¿En qué consisten?
Continuamos adaptándonos a los tiempos actuales y encuestamos a nuestros comensales sobre sus gustos y preferencias. Queremos impulsar la cultura del producto local de calidad y para ello queremos preparar cursos y demostraciones para ayudar a distinguir las distintas calidades y productos. También queremos hacer una labor divulgativa en torno al mundo del vino, para contribuir a que nuestros visitantes disfruten de todas sus características, desde el conocimiento de los procesos de elaboración y de las influencias de la tierra, el clima, etc. Por último, estamos profundizando en un producto que nos están demandando continuamente y que vamos a llamar "Frutos en casa", con el que queremos poner a disposición de nuestros clientes toda (o casi) nuestra oferta para llevar a casa, en unas condiciones muy similares a como se sirven en las mesas de nuestro restaurante y a unos precios muy competitivos.
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